No hace mucho tiempo nos señalaban dos padres del barrio de Flores en la esquina de Artigas y Bacacay puntualmente el bar de Otto, que estaban saturados de esos raros que se juraron amor eterno. Hasta aca para nosotros nada nuevo sólo romanticismo y amor que nos gusta y celebramos.
Pero cuando nos dieron los nombres de la feliz pareja Marce y Pablo creiamos que era una cargada y nos sorprendimos de su inocencia. ¿Con quien dejamos a nuestros hijos? Decía uno de ellos mientras buscaba una brújula por la orientación sexual que tomaria su hijo Carlos. El otro se animo a decir que una vez Marcelo “Maraca” Álvarez siempre que iba para su trabajo pasaba por una construcción y los albañiles le empezaban a gritar: adios maricón, adios trolo, etc. y el les contestaba: adios simples albañiles y que al otro día pasaba otra vez y le volvían a gritar: adios maricón, adios trolo, etc. y el les contestaba: adios simples albañiles.
En eso Pablo “Bala” Ingelcher le dio una idea: que al otro día vaya vestida de mujer exuberante haber que pasaba. Pasó que los albañiles le empezaron a gritar: adios mamasa, adios perra, etc. y el Maraca Álvarez no tardó en contestar: adios ingenieros.
Decididos a aguantar nuestras risas hasta dónde pudimos; atinamos a retirarnos del lugar, ya que los padres estaban muy consternados de lo que se pregona y lo que se hace con los valores. Claro parece un chiste pero de esto no se habla.
Enrique Muñoz
Pero cuando nos dieron los nombres de la feliz pareja Marce y Pablo creiamos que era una cargada y nos sorprendimos de su inocencia. ¿Con quien dejamos a nuestros hijos? Decía uno de ellos mientras buscaba una brújula por la orientación sexual que tomaria su hijo Carlos. El otro se animo a decir que una vez Marcelo “Maraca” Álvarez siempre que iba para su trabajo pasaba por una construcción y los albañiles le empezaban a gritar: adios maricón, adios trolo, etc. y el les contestaba: adios simples albañiles y que al otro día pasaba otra vez y le volvían a gritar: adios maricón, adios trolo, etc. y el les contestaba: adios simples albañiles.
En eso Pablo “Bala” Ingelcher le dio una idea: que al otro día vaya vestida de mujer exuberante haber que pasaba. Pasó que los albañiles le empezaron a gritar: adios mamasa, adios perra, etc. y el Maraca Álvarez no tardó en contestar: adios ingenieros.
Decididos a aguantar nuestras risas hasta dónde pudimos; atinamos a retirarnos del lugar, ya que los padres estaban muy consternados de lo que se pregona y lo que se hace con los valores. Claro parece un chiste pero de esto no se habla.
Enrique Muñoz
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