“Primero, vinieron por los judíos, y no protesté porque no era judío;
Luego, vinieron por los comunistas, y no protesté porque no era comunista.
Entonces, vinieron por los católicos, y no protesté porque no era católico;
Luego vinieron por los de las Uniones sindicales, y no protesté porque no era sindicalista;
Finalmente vinieron por mí, y no quedaba nadie para protestar por mí.”
Luego, vinieron por los comunistas, y no protesté porque no era comunista.
Entonces, vinieron por los católicos, y no protesté porque no era católico;
Luego vinieron por los de las Uniones sindicales, y no protesté porque no era sindicalista;
Finalmente vinieron por mí, y no quedaba nadie para protestar por mí.”
Este clamor del Pastor Martin Niemöller realizado en la época de la Alemania nazi, de tanta profundidad, va más allá de una mera cita-pro-judia. Lo cual sería circunstancial: lo que ha querido expresar conlleva que todos tenemos que importarnos mutuamente porque cuando vejan a gente con la que no nos sentimos identificados y no hacemos nada porque no nos importa, al final nos terminan vejando a nosotros mismos. ¡Cuantas tragedias ha causado la indiferencia! La indiferencia que es lo mismo a decir que la aberrante complicidad. ¡O el silencio!, un aterrador culpable. Entonces si a la gente en su momento no le importó que un personaje tan miserable como Stalin asesinara o lo que pasaba con los judíos porque no eran ellos o no le importa la injusticia en esta humanidad de hoy, pues de lo que se trata es de: Cosas que la gente no le da importancia que a la larga les termina pasando. Esta es la esencia de las palabras de Niemöller. Y en la Asociación están pasando cosas que no han sido denunciadas, y se silencian.
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